Sentada en la reposera, observo y pregunto:

¿Cuál es su historia?
¿Será su primer día de vacaciones o el último?
¿Será su primera vez abrazando el mar?
¿Qué sienten cuando llegan y tocan el agua o la arena? ¿Se desconectan de la realidad?
¿Serán sus primeras vacaciones con sus nietos?
¿Por qué todos pasan a hablar con el guardavidas? ¿De qué hablan?
¿Se cuidarán del sol?
¿Les habrá sido difícil viajar? ¿Cuánto tiempo se quedarán? ¿Una quincena o un fin de semana?
¿Habrán dejado su trabajo de lado estos días o siguen conectados a distancia?

¿Estarán cómodos en mi ciudad? ¿Serán felices?

Son desconocidos, simples pasajeros en la playa que amo. Son interrogantes que se entrelazan en el aire salado, sin respuestas claras ni explicaciones. Sin embargo, a través de mis ojos curiosos, me sumerjo en sus mundos efímeros, tratando de descubrir los fragmentos de su existencia.
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